
Silencio, mientras te contemplo yaciendo dulce, dormida.
Silencio, mientras rozo mis labios con un suspiro, los tuyos.
Silencio, mientras te Amo y cayo, para hacerte aún más Mía.
Silencio, cuando por tu ventana al acechar el alba, fugitivo huyo.
Silencio, cuando en mis frías y eternas noches te busco.
Te busco y no te encuentro y mi dolor me ahoga, solo.
Y se hace más infinita la amargura y el pesar más duro.
Pero el Silencio persiste desafiante, inalterable e indoloro.
El Silencio, se curte de barricas añejas e infinitas Soledades,
la matemática Eterna de los sentimientos puros, versados.
Exprimiendo la Palabra amarga y la dulce sonrisa a raudales,
para cincelarlos en los mudos pasajes de los pasados años.
El Silencio de la Palabra no dada, muda.
El Silencio de un Te Amo cayado y silenciado.
El Silencio de un mirada fugaz y pura.
El Silencio de unos labios por un beso sellados.
La Palabra, a veces cede el lugar al Silencio,
para jugar al bello y misterioso juego
de no decir nada y en cambio, estar en lo cierto.
Silencios de Soledades,
Silencios y más Silencios.
Silencio, porque cayo y no digo Nada.
Silencio, porque hablo y hablo,
y mis palabras a veces no son escuchadas.
Silencio, porque Amo como aquel que Ama,
Silencio porque siento y cayo,
aguantando como Heroe la estocada.
Silencio, porque sueño madrugadas,
pincelando imaginarios cuadros,
a base de miles de noches estrelladas.
Silencios de Soledades,
Silencios de mi Alma.
Silencio, mientras rozo mis labios con un suspiro, los tuyos.
Silencio, mientras te Amo y cayo, para hacerte aún más Mía.
Silencio, cuando por tu ventana al acechar el alba, fugitivo huyo.
Silencio, cuando en mis frías y eternas noches te busco.
Te busco y no te encuentro y mi dolor me ahoga, solo.
Y se hace más infinita la amargura y el pesar más duro.
Pero el Silencio persiste desafiante, inalterable e indoloro.
El Silencio, se curte de barricas añejas e infinitas Soledades,
la matemática Eterna de los sentimientos puros, versados.
Exprimiendo la Palabra amarga y la dulce sonrisa a raudales,
para cincelarlos en los mudos pasajes de los pasados años.
El Silencio de la Palabra no dada, muda.
El Silencio de un Te Amo cayado y silenciado.
El Silencio de un mirada fugaz y pura.
El Silencio de unos labios por un beso sellados.
La Palabra, a veces cede el lugar al Silencio,
para jugar al bello y misterioso juego
de no decir nada y en cambio, estar en lo cierto.
Silencios de Soledades,
Silencios y más Silencios.
Silencio, porque cayo y no digo Nada.
Silencio, porque hablo y hablo,
y mis palabras a veces no son escuchadas.
Silencio, porque Amo como aquel que Ama,
Silencio porque siento y cayo,
aguantando como Heroe la estocada.
Silencio, porque sueño madrugadas,
pincelando imaginarios cuadros,
a base de miles de noches estrelladas.
Silencios de Soledades,
Silencios de mi Alma.
J. Vergara