martes, 19 de mayo de 2009

Silencios


Silencio, mientras te contemplo yaciendo dulce, dormida.
Silencio, mientras rozo mis labios con un suspiro, los tuyos.
Silencio, mientras te Amo y cayo, para hacerte aún más Mía.
Silencio, cuando por tu ventana al acechar el alba, fugitivo huyo.

Silencio, cuando en mis frías y eternas noches te busco.
Te busco y no te encuentro y mi dolor me ahoga, solo.
Y se hace más infinita la amargura y el pesar más duro.
Pero el Silencio persiste desafiante, inalterable e indoloro.

El Silencio, se curte de barricas añejas e infinitas Soledades,
la matemática Eterna de los sentimientos puros, versados.
Exprimiendo la Palabra amarga y la dulce sonrisa a raudales,
para cincelarlos en los mudos pasajes de los pasados años.

El Silencio de la Palabra no dada, muda.
El Silencio de un Te Amo cayado y silenciado.
El Silencio de un mirada fugaz y pura.
El Silencio de unos labios por un beso sellados.

La Palabra, a veces cede el lugar al Silencio,
para jugar al bello y misterioso juego
de no decir nada y en cambio, estar en lo cierto.

Silencios de Soledades,
Silencios y más Silencios.

Silencio, porque cayo y no digo Nada.
Silencio, porque hablo y hablo,
y mis palabras a veces no son escuchadas.

Silencio, porque Amo como aquel que Ama,
Silencio porque siento y cayo,
aguantando como Heroe la estocada.

Silencio, porque sueño madrugadas,
pincelando imaginarios cuadros,
a base de miles de noches estrelladas.

Silencios de Soledades,
Silencios de mi Alma.
J. Vergara